El otro dia hice esta reflexión. Imaginémonos que las moscas que van a los ojos del caballo representan el ego. Los caballos las ven, las sienten y sin juicio se sacuden una y otra vez para quitárselas de enzima. Esto no les genera malestar, arruina el dia ni mucho menos les saca de su centro… Simplemente se las quitan desde su máxima firmeza y quietud siguiendo a lo suyo. No quedan atrapados en que las moscas son malas, les quieren fastidiar el día, por que habrá tantas….
La cuestión está en: ¿podemos también nosotros ver a nuestro ego, no creer la historia que nos cuenta y desde la quietud y firmeza darle esquinazo (llevar la atención a sentir la respiración, el cuerpo) para seguir a lo nuestro como hacen ellos? A no ser que tengamos una buena y larga práctica de auto-observación y meditación seguimos muy identificados con nuestro ego y enganchados a la telenovela/culebrón que nos cuenta.
¿Te imaginas que los caballos se quedarán enganchados y persiguiendo a las moscas? Sería un poco loco.
En el prox taller 24 y 25 de febrero meditaremos para observar, identificar y desidentificarnos del ego porque nosotros no somos la historia que nos cuenta. Los caballos nos acompañan con su presencia como fuente de inspiración en nuestras prácticas.